Autor: cotayon, Tipo: Senderismo, Zona: Montaña Central - Asturias
Localidad: Estación de Esquí de Valgrande Pajares (Brañillín), Provincia: Asturias, País: España
Comentario: Esta ruta transcurre por el bosque de Valgrande Pajares, rodeándolo en casi toda su extensión y ofreciéndonos unas bonitas vistas del macizo de Peña Ubiña y del valle del Río Payares. El desnivel acumulado durante toda la ruta es de unos 2014 metros, con lo que nos ha servido para probarnos un poquito después de mucho tiempo sin andar. La ruta no ofrece mucha dificultad en su recorrido, ya que casi toda es por pista, excepto en la parte donde se nos indica que debemos abandonarla (un poco más debajo de la Mayada de Coleo) para meternos por una senda que nos conducirá a las cresterías del Colláu del Rancañal. Aquí es donde empiezan los verdaderos problemas de la ruta. Hasta la cresta se llega bien, disfrutamos mucho del paisaje (merece la pena), pero para ir hasta la torre de tensión donde volvemos a coger la pista fue toda una odisea: no existe camino marcado, todo esta lleno de vegetación, así que con la vista puesta en nuestro objetivo nos tuvimos que tirar monte a través para descender por la crestería, sorteando escobas, árboles, artos…; toda una odisea que nos llevó una hora. Viendo lo visto, lo mejor sería seguir la pista sin salirse de ella.
Lo peor de la ruta es que una parte de su recorrido sigue el tendido de alta tensión, el cual mete un ruido ensordecedor.
Dificultad: Media-Alta
Desnivel: 998 metros
Horario: 8 horas
Longitud: 17,4 kilómetros
Ruta apta para niños:
No
Accesos: La ruta parte de la estación de esquí de Valgrande Pajares en Brañillín, junto a la cafetería. Aquí llegaremos desde la carretera N-630 que sube al Puerto de Pajares, una vez pasado el Parador de Pajares (por hoy en desuso) nos desviaremos a la derecha por la carretera que nos conducirá a Brañillín.
Descripción: Dejaremos el coche en el aparcamiento que hay junto a la cafetería de la Estación Invernal de Valgrande Pajares. Si miramos hacía arriba observamos que podemos llegar al Cueto Negro por dos sitios: por la derecha, ascendiendo por la pista del Tubo de Cueto Negro, o por la izquierda por los Pasos Martineli y el Valle del Sol. Nosotros decidimos subir por la parte izquierda, nos pareció más bonita. Hay algunas veces en las cuales fuera de temporada el telesilla del Cueto Negro esta abierto para fines turísticos, con lo que nos podemos ahorrar los 362 metros de desnivel. Durante la ascensión estuvimos rodeados de ganado que pastaban en las verdes pistas por las cuales en invierno se deslizan los esquiadores.
Una vez en la cumbre del Cueto Negro, por detrás de la cafetería que hay y junto a la torre de comunicación de Retevisión, nos encontraremos con dos paneles informativos de las dos rutas que se pueden hacer desde aquí. Cogeremos el camino que arranca a la derecha de la torre de comunicaciones y en suave descenso nos dirigiremos hacia la Loma de Coleo, la cual esta atravesada por el tendido eléctrico de alta tensión que nos va acompañar durante buena parte del descenso. Poco antes de alcanzar la línea de alta tensión, nos encontramos con un cruce de cuatro direcciones en el que tomaremos el camino de la derecha y que comienza a descender junto al tendido eléctrico hasta llegar a la Mayada de Coleo, donde queda una cabaña derruida. Este descenso se nos hizo ensordecedor debido a la cantidad de ruido generado por el tendido del que pasamos a escasos metros.
Si levantas la vista podrás ver la torre de alta tensión que hay en la cresta de la montaña, hacia ahí nos conducirá nuestro camino por la pista por la que circulamos.
Un poco más abajo de la majada, y antes de llegar a una torre de alta tensión que se encuentra debajo de la pista, hay una señal que nos indica que debemos dejar dicha pista y tomar la senda que parte hacia la izquierda por encima del hayedo. Bueno, aquí comenzó nuestra odisea. Creo que la mejor opción, haciendo una valoración tras haber hecho este recorrido, hubiera sido seguir por la pista hasta llegar a la torre de alta tensión que hay en la cresta, que es exactamente a donde llegaremos también por el otro lado. De todas formas voy a comentar nuestro periplo. Una vez tomada la senda pasamos por encima del hayedo existente por un camino bastante marcado que nos condujo hasta las cresterías del Colláu del Rancañal. Disfrutamos un poco del paisaje, a nuestra derecha pudimos ver toda la ascensión de la carretera por el Puerto Pajares y el bosque de Valgrande salpicado de numerosas cascadas. A la izquierda la autopista del Huerna con sus túneles. Hasta aquí todavía hay alguna que otra señal, pero a partir de aquí nos tuvimos que buscar la vida, sabiendo que teníamos que ir hacia la columna de alta tensión que hay al final de la cresta, nos lanzamos monte a través sorteando escobas, matorrales y árboles que se encontraban entre nosotros y nuestro objetivo: nos llevó una hora de arañazos.
Una vez junto al tendido eléctrico, nos volvimos a encontrar con la pista que no tendríamos que haber abandonado, creo que no merece la pena. En este punto parten dos caminos: a la derecha el que llega a las brañas de Fabar y a la izquierda el que, a través de un espectacular hayedo, nos llevará hasta la Vega del Mur tras un par de kilómetros de descenso.
Durante esta bajada aprovechamos para comer, ya que se nos había hecho un poco tarde por todo el tiempo perdido en la cresta anterior. No sabíamos si llegaríamos antes de que oscureciera. Habíamos descendido desde el Cueto Negro 1007 metros.
Ya en la vega, continuaremos por la derecha por la pista que enlaza el área de trabajo de la autopista con la carretera del Puerto de Pajares. Esta parte nos ofrece un agradable paseo por el desfiladero que atraviesa la pista, el cual se hace un poco largo. Llegaremos a un punto donde tendremos que atravesar el río, ya que el puente existente en la zona se lo ha llevado el agua. Durante todo este recorrido no hacíamos más que pensar en todo lo que deberíamos de volver a subir para llegar a Brañillín, nos esperaban 638 metros de desnivel, se empezaba a hacer tarde y, como había partido de fútbol entre España y Uruguay, nos apetecía tomar una cervecitas viéndolo. Continuamos por la pista hasta alcanzar Polación, campera por debajo del camino donde se sitúan varias cabañas. Aquí nos encontramos sobre el antiguo Camino Real que unía la localidad asturiana de San Miguel del Ríu con la leonesa de Arbás del Puerto. Tomaremos el camino hacia la derecha que, entre árboles y matorrales, asciende hacia la cresta del Cantu los Muertos y continúa hasta la carretera nacional. Se nos hizo bastante dura la ascensión hasta la carretera, porque durante todo el día no hizo mucho calor, pero durante la ascensión el sol se cebó con nosotros. Como consuelo nos sirvió el abrevadero que se encuentra junto al camino, justo antes de llegar a la carretera, donde nos refrescamos uno poco.
Retomamos la marcha y cruzamos la carretera, justo donde se encuentra la zona de frenada de emergencia. Ahora el camino asciende por las camperas de la Calera hacia una nueva columna de alta tensión, donde nos encontraremos con el camino que a la derecha nos llevará a la zona leonesa del Puerto de Pajares, a la altura del Parador.
Desde aquí sólo nos queda tomar la denominada senda de los frailes que circula por debajo del trazado del antiguo remonte del Parador, del cual todavía quedan las pilonas. Tras coronar la cresta en las colladas del Altu la Cerra, ya podemos ver Brañillín al fondo y ya sólo tenemos que dirigirnos hacía allí, a través de los senderos existentes o descendiendo hacia la carretera, que fue lo que hicimos nosotros.
Nuestro objetivo había sido cumplido, llegamos un poco tarde pero nos estaban esperando una cervecitas para ver el partido en la cafetería de Brañillín. Al final nos decidimos a quedarnos a cenar y pasamos la noche en el hotel, la cena estuvo cojonuda, la compañía genial, nosotros éramos tres más el camarero que se apuntó a ver el partido con nosotros y fue excepcionalmente amable. Al final los chupitos se me fueron de las manos y me tomé unos pocos más de los que debía.
Desde aquí mando un saludo a las personas que nos atendieron ese día y que nos trataron como en casa. Muchas gracias.
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